A sus 94 años, y tras más de 40 de búsqueda incansable para encontrar a su nieta Clara Anahí, arrebatada por los genocidas de la última dictadura cívico militar, falleció en la ciudad de La Plata la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo María Isabel Chorobik de Mariani. Estaba internada desde hacía diez días, tras haber sufrido un ACV.
Hasta el 24 de noviembre de 1976, Chicha (un sobrenombre que llevó desde siempre y que se volvió símbolo de la lucha por la búsqueda de los niños robados durante la dictadura), era docente de secundario. Pero, desde esa noche, su vida cambió para siempre: en un megaoperativo de un centenar de represores del Ejército y la Policía Bonaerense, fueron acribillados dentro de una casa ubicada en la calle 30 al 1116 de La Plata su nuera Diana Teruggi y otros cuatro militantes de Montoneros. De esa casa y tras ese operativo, la patota se llevó con vida a Clara Anahí, de tan sólo tres meses de edad. Al padre de Clara Anahí e hijo de Chicha, Daniel Mariani, los genocidas lo encontraron y asesinaron en agosto de 1977.
Para entonces, después de recorrer instituciones y hospitales y de hacer averiguaciones de manera individual, Chicha comenzó a ponerse en contacto con mujeres que estuvieran en su misma situación: sin saber el paradero de sus hijos ni de sus nietos. Ahí supo de la incipiente existencia de Madres de Plaza de Mayo, en donde encontró a Alicia «Licha» de la Cuadra. Junto a ella y diez compañeras más, fundaron en noviembre de 1977 la organización Abuelas de Plaza de Mayo. El organismo, que la tuvo como presidenta, se forjó al calor de la esperanza de localizar a los más de 400 bebés y niños robados en pleno terrorismo de Estado, objetivo con el que recorrieron el mundo en búsqueda de apoyo.
Chicha Mariani dedicó una década a la constitución y el fortalecimiento de Abuelas, llevando a cabo la búsqueda de los niños robados a pie y a pulmón: recorrían hogares y guarderías, hacían guardias en las casas de los posibles familias de apropiadores. También lideró los caminos que las Abuelas se abrieron hacia la posibilidad de poner la genética al servicio de la búsqueda. En 1989 dejó la institución, pero no abandonó la lucha. Creó la Fundación Anahí, desde donde continuó andando con la esperanza siempre puesta en poder hallar a su nieta, a quien, donde esté, seguirá buscando.
Chicha Mariani: ¡Hasta la victoria siempre!
Secretaría de Derechos Humanos CePETel